28.11.08

¿Dónde está Edipo?


Cuando yo era pequeño, sólo existía una persona en mi vida, mi gran amor: mi madre.

Cada mañana, cuando ella se iba a trabajar, yo me agarraba a sus piernas y a la puerta llorando, implorando que no se fuese. Ocho horas sin verla me parecían un infierno. Tan mal me ponía, que a veces ella se iba tan triste como yo o más.

Sin su beso de buenas noches yo no era capaz de pegar ojo.

El motor para esforzarme en el cole era saber que a ella se le iba a iluminar la cara al ver mis notas.

Teníamos una conexión increíble. Con el tiempo se convirtió en confianza. Los dos hemos usado el hombro del otro para llorar muchas veces.

Sin duda yo era un Edipo de pura cepa.

Pero con el paso del tiempo, con la adolescencia, con mis 18 años y mis deseos de abrirme al mundo, de conocerme mejor y de saber lo que quería hacer con mi vida, mi madre pasó a un segundo plano.

Ella debió notarlo, porque nuestra relación comenzó a enfriarse. Las discusiones y reproches aparecían ahora donde antes solo cabía la armonía y la complicidad.

Hoy en día nuestra relación sufre altibajos considerables. Pero rara es la semana que no discutimos por algo. Y me duele.

Por supuesto, es un proceso normal. Conforme creces, desarrollas tu personalidad, tu carácter y te expones más a chocar con la gente con la que convives.
Pero aún así, no entiendo por qué a veces acabamos gritando cosas sólo para ver quien hace más daño al otro...

Ayer, después de varios días sin hablarnos más que lo justo, discutimos de nuevo y lo arreglamos.

Fue muy tierno porque al final me dijo con ojos llorosos que si la acompañanba a comprar para hacer algo juntos. Se me cayó el alma a los pies jeje....no puedo verla llorar sin que algo dentro de mí llore también.

Estas cosas me hacen reflexionar.. Es un tema recurrente, lo sé, pero ¿por qué nos complicaremos tanto la existencia discutiendo con la gente que más queremos? ¿Se puede evitar?


¡Yo lo voy a intentar!


27.11.08

A las 11 en casa


Para muchos adolescentes cenicientos estas palabras habrán sido fuente de disgustos y problemas con sus padres.

Y es que cuando uno comienza a salir del cascarón y descubre el mundo de la noche y de la juerga, se engancha. Y tener que recogerse a las 11 de la noche supone una grave mutilación a la diversión. Especialmente si al resto de amigos les dejan quedarse hasta más tarde.

Pero para mí hace ya mucho tiempo que llegar diariamente a casa a las 11 me parece demasiado. Ójala pudiera llegar antes!. Pero es que llega un momento en que los horarios no te los marcan tus padres...si no tu universidad o tu trabajo.

Y en mi caso, llevo exiliado 4 años en el turno de tarde de mi universidad...y lo que me queda aún! Bueno, más que de tarde, debería llamarse de noche, porque entrando a las 5, sólo tengo una hora de tarde. El resto es noche cerrada.

El coste de oportunidad que genera este turno es incalculable: no veo apenas a mi familia, la cena se me queda fría, no puedo optar a casi ningún puesto de trabajo ni actividad extraescolar, me pierdo cafés, paseos, charlas...
Mi jornada estudiantil empieza cuando todo el mundo está terminando la suya y regresa a su casa. Esto se siente aún más en días tan fríos como los que estamos teniendo últimamente: El martes pasado casi muero congelado durante el rodaje técnico del cortometraje que estoy dirigiendo!
Mientras, el resto de gente, se tapaba con una mantita en el sofá!

Por no hablar de los viernes...que cuando la gente está preparándose para salir de marcha yo aún llevo la mochilita colgada a la espalda.

La única ventaja es la de no tener que madrugar...pero yo sacrificaba eso por tener un día normal y no uno dado la vuelta!

Sin duda, yo sería más feliz con un "a las 8 en casa"!

26.11.08

Tarántulas




Tranquilidad los aracnofóbicos!

Este post no está dedicado a estos peludos animalejos de ocho patas...si no a algunas personas que se empeñan en imitarles en su devenir diario.

Me estoy refiriendo a ciertos individuos/as que se dedican a fastidiarle la existencia a los que les rodean. Lo consiguen gracias a diversas tácticas manipuladoras y venenosas, usadas en dosis que no llegan a ser mortales pero sí terriblemente dañinas.

Los hay que se dedican a acaparar tu atención colmándote de atenciones y regalitos, haciendo que te confíes. Para descubrir con el tiempo que lo que han hecho es separarte de todos tus amigos para poder devorarte a placer.

A veces se limitan a ir llenando tu vaso de paciencia, poco a poco hasta el momento en que éste se colma y tú estallas.
Entonces, alegando que eres una persona agresiva (simplemente por hablar claro) y con lágrimas de quita y pon, te dejan a ti como el malo de la peli.

Los hay que, heridos de celos o conflictos pasados, se lo guardan todo hasta usarlo en tu contra en el peor de los momentos...

Sí...estas palabras denotan cierta amargura por mi parte.

Por suerte hasta ahora me he mantenido bastante a salvo de estos bichos. Pero resulta que últimamente han aparecido a mi alrededor al menos dos, picando a amigos y compañeros míos, saboteándome trabajos de clase o arruinando fines de semana.

De momento sólo me he cruzado con chicas-araña....pero no me cabe duda de que es un fenómeno frecuente en ambos sexos......¡tened cuidado con sus picaduras!

25.11.08

Encendido de luces

Unas horas antes de que Gallardón ilumine las calles de Madrid, yo enciendo las luces en este rincón de la blogosfera. Abrimos por navidades.

¿Por qué? Porque no quiero oxidarme y porque haciendo balance, me he dado cuenta de que la experiencia con los blogs ha sido bastante inocua; cualquier tropiezo que haya tenido en el pasado me ha servido para reconocer mejor las piedras del camino. Sin rencor.

Y precisamente porque el camino sigue, con compañeros distintos y situaciones distintas, es hora de retomar la narración de mi día a día.

Eso sí; si algo se ha mantenido constante durante este tiempo, ha sido mi estrecha relación con Madrid. Es el único que no me defrauda ni me olvida. De ahí que él también sea protagonista de este blog.

Estais todos invitados...